jueves, 24 de diciembre de 2009

Un matrimonio muy Rosa

-¿Juli, va a ir al matrimonio de Rosa?

-¿Se casa la pantera? ¿Pero cómo? ¡Si hace nada ni se sabía su sexualidad!

-Cual pantera ni que nada. Rosa: la que le ayuda a su abuela con el aseo.

-Ahh Mami, haberlo dicho antes, o sea que Rosa la de la casa se casa. ¡Qué bueno!, bien por ella -mal por él-, lástima que no pueda ir.

-¿Cómo que no? Ni siquiera sabes qué día es.

-Bueno, preste a ver.

Me pasó la tarjeta de invitación, pero como era de suponerse: no le presté mayor importancia y la dejé por ahí.

Unos días más tarde, un sábado para ser mas especifico, mi casa estaba un poco rara: Rosa no había venido (la abue vive en el 1er piso de la casa mía de mi mamá), doña Yaneth y mi hermana iban de salida y yo me levanté más temprano.

-¿hey hey hey, ustedes pa’ donde van?

-Donde Ángela –me respondió mi hermana.

-Cual Ángela ¿la estriptisera de aquí a la vuelta?

-No, esa es Lina. Para donde Ángela, la de las uñas –volvió a decirme

-¿Cómo así, es que hay una Ángela sin uñas? ¡Pobre!

-Si es bobo ¿no? Vamos a arreglarnos las uñas.

-Ahh y ¿Pa’ qué? Ni que hoy fueran a un matrimonio –les dije

-Pues sí, hoy se casa Rosa ¿usted al fin no va a ir?

Me quedó sonando la idea ¿Qué es lo peor que pueda pasar? ¿Qué sirvan lechona? ¿Qué rifen la cabeza de la lechona? ¿Ganarme la cabeza de la lechona? ¿Qué se enamore de mí una lechona? Peores cosas me han pasado. Y cuando mi cuñado me preguntó que si iba a ir, al ver que sus ojos me decían: Juli no me dejes solo. Tragué saliva, tomé fuerza de donde no la tengo y sin ser consciente en lo que me estaba metiendo, no tuve más que decir que sí, que si iba para el dichoso matrimonio.

Afortunada o infortunadamente –ya ni se- no tengo que pasármela más de dos horas metido en un ‘salón de belleza’ para verme bonito –no porque ya lo sea, sino porque no hay caso; el que es
bonito es bonito, y el que no: le toca crear un blog-.

El día pasó rapidísimo, en un momento estaba viendo a la negra Candela y cuando menos pensé ya estaba tratando de adivinar las respuestas de ‘¿Quien quiere ser millonario?’. Si, ¿no lo han hecho? Yo llego, pongo cara de serio y digo: ‘esa es la B, si Paulo, última palabra’. -Me meto tanto en la película, que cuando Laserna dice: ‘vamos a comerciales’. Yo cojo y me voy al centro comercial más cercano-.

De repente, en medio de la tanda de chistes del ‘Polilla’ sonó el timbre de la puerta. Una vez, dos veces, tres veces.

-¿Ahh es que no hay nadie que abra la puerta? –gritó mi mamá

Con semejante grito no tuve más que salir corriendo y abrir la puerta. –no por el regaño, sino porque esa era la oportunidad perfecta para llegar a ser alguien, por fin-.
Era mi vecino, él también estaba invitado y vino junto a su esposa para llevarnos donde era el famoso jolgorio.

-Buenas Don Álvaro –lo salude

-Jaa ¿Y usted porque no está listo?

-¿Listo pa’qué?

-¿Pa’l matrimonio? –me dijo

-Noo, si yo estoy muy joven, como se le ocurre. Yo sí me quiero condenar, pero no tan rápido.

-Ay mijo, para IR al matrimonio. Camine los llevo.

-Bueno, pero deme una esperita de diez minutos.

Esos diez minutos en mi reloj –y en el de muchos- significan media hora.
Don Álvaro, quien sabe perfectamente lo que significa ‘diez minutos’ tomó asiento y esperó pacientemente.

-Vea, usted porque está corriendo –me dijo mi hermana

-Porque don Álvaro me está esperando

-¿Para qué?

-Para ir al matrimonio

-Ay, dejen la fiebre ¿por qué van tan temprano? –eran las 9:45 de la noche y ‘estaba temprano’, así es ella

-No, pues si fuera por mí llegaba cuando estén sirviendo la comida

Mi propósito era ese: ir a canalear trago y comida.

-¿Por qué no se va con nosotros? –me dijo mi hermana refiriéndose a ella y el novio

Le dije que no, que si algo había aprendido de mis exnovias era ser gasolinero, aprovechado e irme con el mejor postor –materialmente hablando- sin importar las consecuencias. Y en este caso, don Álvaro cumplía con todos lo requisitos, es decir: era el del carro. Y yo me iba a ir importándome un pepino si me tocaba en el baúl o en la llanta trasera.

Ella insistió, me dijo que los acompañara, que no me fuera todavía, que la casa sin mí no es la misma –tal vez no fue tal cual como lo dijo, pero yo sé que así es- que igual era ahí no mas y que la caminada no era tan larga.

-¿Cómo así? ¿Acaso donde es? –le pregunté

-Aquí, en el salón comunal del barrio

-¿Pero si aquí no hay salón comunal? A duras penas pusieron un local de DMG

-¿Cuál DMG? Por aquí no hay nada de eso

-Claro que si –le dije- algunas personas le llaman parroquia

Con una singular alzada de ceja me dijo bobo y siguió:

-El caso es que va a ser ahí en la escuelita, es que eso de día es escuela y en la tarde salón comunal

-¿Y de noche qué? ¿Club de estriptis? ¿Acaso es ahí donde trabaja Lina?

-No sé, ni me interesa –me dijo algo molesta

-A mi tampoco –le dije- ya estoy hastiado de esos shows, y eso que me los hacía gratis. Lástima
que la fama cambie a la gente –me lamenté

Al caer en cuenta que eso era ahí no mas, como a seis cuadras de mi casa, decidí quedarme e irme con mi hermana y mi cuñado caminando. Ya se imaginaran la cara que hizo don Álvaro cuando le dije, después de tanta espera, que gracias pero que yo me iba mas tardecito.

Mamé gallo un ratico, vi televisión, me bañé, me vestí y puse a mi hermana a que me planchara la camisa. Bueno, no la puse, ella se ofreció amablemente después de que le ordené. –apropósito: que mal planchas Yuceth, apréndele a mi mamá-.

Si hay algo peor que ir a una fiesta a la cual no quieres ir, es ir y llegar en aquel momento en el que la gente no está bailando y absolutamente todos se dan cuenta que tu llegaste.

Hice aquella sonrisa hipócrita que me caracteriza, alcé la mano derecha y como quien no quiere la cosa saludé a todos los asistentes.

Para colmo de males, mi mamá, don Álvaro y su familia estaba al fondo del lugar.

Llegué, me senté y no mi mamá no se hizo esperar diciendo:

-¿Vea, saludó a doña no-se-quien, a don no-se-qué-cosa?

-Mami, saludé a los que quería saludar, suerte con los otros

La fiesta transcurría y yo no encontraba con quien bailar. O sean, no me malinterpreten, lo que pasa es que yo conquisto bailando, de resto, el bailar para mí no tiene más sentido.
Por ahí bailé unas cuantas con mi hermana, pero poquitas. Ella sabe que no me gusta de a mucho bailar con ella, Yuceth escucha el sabor de los timbales y se enloquece: baila rarísimo, pero baila excelente.

-Te saqué única y exclusivamente para analizar el panorama –le dije

-jajaja ¿Y eso? ¿Vas a escribir acerca de esta eventualidad tan popular?

-¿Popular? ¿Por qué les decís así? yo lo llamaría más bien un foforro con ambiente ‘Qhubo’

Para mis lectores internacionales, el ‘Qhubo’ es un periódico amarillista de acá de Cali, vale como $700 y su segmentación es bastante popular. Es para lo que a los americanos viene siendo el ‘Hello’ o para los Italianos el ‘Bonyorno’.

-Venga madre no se me acelere –le dije a mi hermana- mire que después se me desbarata y hoy no traje los planos para armarla, bailemos suave mejor.

Se acabó la canción y fui a sentarme, cada vez que sonaba un disco me hacia el loco para que nadie me sacara, entre ellas mi mamá.

-Bueno, quien va a bailar conmigo –decía doña Yaneth

-Vea Mauro, a bailar con la suegra

El pobre de mi cuñado no hacía más que pararse y bailar con mi mamá.

Por mi parte, yo cogí la botella y me comencé a pegar mis buenos guaritos.

-¡Ay Rosa! –grité

-¿Para que la llamas? –me preguntó mi hermana

-¡Mírala!, la pobre está arrastrando el mantel de la cocina

-Deja de ser tan bobo ¿Cuál mantel? –me corrigió- no ves que así es el vestido

Después de eso seguí pegándole al guarito, baile un par de canciones más y me puse a esperar la comida.

-¿Ve y el negro –como cariñosamente se le dice- por qué esta tan contento?

-Porque se acaba de casar –me contestó mi hermana

-¡Por eso mismo! ¿Por qué esta tan contento?

Ella volteo la cara y no me puso atención.

El matrimonio siguió su rumbo: música pa’ viejitos, manes ya borrachos y la famosa tirada de ramo.

-jaaaa, la cosa es con tirada de ramo y todo. Solo falta que la comida sea lechona y se completa el cuadro –pensé en voz alta

-Por si no te has dado cuenta: ya están sirviendo la comida y si, ¡es lechona!

¿Qué? Yo que solo había ido por la comida, ¡y me salen con lechona! Yo si soy de malas.

No tengo nada en contra de los matrimonios con lechona, si el negro se casó con Rosa es problema de él. Lo que pasa es que yo no como lechona en ninguna de sus presentaciones.

-Ve Yuceth ¿sabes qué? Anda por ese ramo y nos vamos de acá

-Ve ¡que tal este!-me dijo- yo que voy a estar yendo por ese ramo, que boleta.

-Bueno no vaya, pida su comida y vámonos pa’ la casa

Efectivamente pidió su comida; nos despedimos de mi mamá -ella se quería quedar otro ratico- y nos fuimos pa’ la casa. Al salir, todos nos vieron con cara de ‘indio comido indio ido’.

A lo que no tuve más que responder con cara de ‘sí y que’.

En defensa de la fiesta –porque todo hay que decirlo- debo resaltar que el pastel estuvo muy rico.


***
BONUSTRACK: Lo más seguro es que esta sea la ultima publicación del año, desde ya les deseo una Feliz Navidad y un Prospero Año nuevo. Que esta navidad sea mejor que la pasada pero peor que la que viene.

Mis mejores deseos para ustedes, nunca dejen de ser felices, sin temor a equivocarme debo decir que son los lectores que todo escribidor quisiera tener.

Espero que sigan disfrutando el blog tanto como yo disfruto escribiéndolo.

Cualquier duda, cualquier comentario o cualquier corrección, no duden en hacérmela llegar. Siempre será bien recibida.

Si algo bueno dejó este 2009 sin duda fue este blog. Ustedes, mis queridos lectores, se han convertido en una parte muy especial de mi vida. He llegado hasta a quererlos.

No siendo mas, y dejando el sentimentalismo a un lado, no queda más que decirles: FELIZ ANIO hijuemaidens. A conquistar el mundo se dijo.

Sinceramente.
Julián ‘el Hijo de Yaneth’
PD: el 1ero de Enero cumplimos 6 meses

martes, 15 de diciembre de 2009

Este humilde servidor está dándose unas merecidas vacaciones en Bogotá, muy pronto volverá, y cuando lo haga, seguro estará lleno de muchísimas historias fascinantes para contarles.

Nunca cambien.
Julián

martes, 8 de diciembre de 2009

Señor Hernández

Querido lector, la siguiente es una publicación extra oficial, no lleva el estilo de todas mis publicaciones.

Para leerla hay que tener en cuenta que a lo mejor no se va a reír, a lo mejor le va a parecer muy mala y seguramente por momentos va a tornarse un poco enredada.

Como ustedes saben, así este humilde blog trate de cosas cotidianas, yo evito al máximo hablar de cosas personales, por muchos motivos, ya sea porque son cosas aburridas, delicadas, impresentables o de poca importancia –como es en este caso-.

Hoy me levante un poco tarde, le alegué a mi hermana porque la pille con las manas en la masa, o sea, con las manos en mi desayuno, leí un par de artículos de SEMANA y prendí el computador. Cuando abrí el correo me encontré con un mail bastante particular.

No era Samper Ospina el que respondió, ni Jaime Bayly, ni ninguno de mis tantos amigos escritores.

El mail comenzaba con dos fragmentos de distintas columnas de mi autoría, cosa que me llamó la atención.

‘··Nací bajo el lecho de una familia 100% católica. Mi abuela Aleja, la abuela que más quiero –pues es la única que tengo-A no ser que uno fuera lambón con el presidente del club, o que el papá de uno fuera intimo amigo del mismo. Yo, gracias a Dios no tengo ni lo uno ni lo otro, es decir, ni tengo papá –aunque mi mamá es una excelente papá-, ni tengo un pelo de lambón –antes me hacia el lambido de vaca en el pelo, pero no viene al caso.··’

Y concluía con lo siguiente:

‘Le aconsejo que medite y piense con claridad, que cuando se es joven, se dicen guevonadas, se cree que el mundo es solo para uno, si tanto le duele decir que no tiene PAPA, debe de cambiarse el apellido , jurídicamente lo puede hacer, y si no quiere tener el apellido materno TRUJILLO; es decir hijo de madre soltera, puede inscribir por ejemplo: HURTADO; CHAUCANEZ; CHATE; BAYLI; así descansa y no sigue con la triste realidad de que no tiene PAPA; Agradézcale a mi DIOS; de no ser que su PAPA; se le monto a su MAMA; a pesar que ELLA, no quería nació su vástago’. DARIO

Un mail bastante particular, como ya lo dije, y muy divertido.

Cuando terminé de leer, miré quien era el remitente. Ahí decía: Darío Hernández Ospina.

Como no me acordaba muy bien del nombre del papá de mi hermana, busque en un registro civil mío y efectivamente los nombres coincidían.

Sea esta la oportunidad para responderle al señor Hernández el buen gesto de escribirme este mail, ya que la carta que hace dos años llegó a mis manos aun no se la voy a responder. Créame que la conservo, es más, la saqué hoy y la volví a leer, ya que nunca me había reído tanto, como el día en que leí esas palabras. De pronto, de pronto se la respondo. Si es que saco un tiempito por ahí.

Valga aclarar que le respondo por esta vía, ya que me da miedo responderle por medio de un mail privado, no vaya y se me estalle el computador. También, porque entiendo que es un lector mío, cosa que me parece muy bien, y lo mínimo que puedo hacer por mis lectores es responderles.

Señor Hernández, son muchos los errores que detecto en sus palabras, permítame decírselos.

Primero: usted me aconseja que medite y piense claramente. Déjeme decirle que no pierda su tiempo aconsejándome cosas. Por un lado, sus palabras siempre me entraron por un oído y me salieron por el otro -cosa que es de admirar- ya que gracias a sus genes soy bastante orejón y lograr que una cosa entre y salga por medio de mis ‘parabólicas’ ya es mucho merito. Por otro lado, yo ni medito ni pienso claramente, eso como que también viene por parte de los Hernández.

Segundo: menciona usted que cuando se es joven se dicen ‘guevonadas’. Discrepo con usted esa afirmación, busqué ‘guevonadas’ en el diccionario de la Real Academia y me encontré con que esa palabra no existe, existe ‘huevonada’ que viene de ‘huevo’ no sé si sea esa la palabra que usted quiere decir. Me parece el colmo que un abogado –poco prestigioso, pero al fin abogado- diga que un joven dice huevonadas –con h-, déjeme invitarlo a que consulte en internet a jóvenes que han hecho cosas grandes por el mundo, seguro le aparecerán millones de resultados.

Tercero: no está ni cerquita al decir que me duele mucho no tener papá, por el contrario, es una cosa que me hace muy feliz, ya que es un motivo más para estar orgulloso de mi mamá.

Cuarto: jurídicamente sé que tengo el derecho a cambiarme no solo el apellido, sino el nombre también. Por unos años lo pensé, pero después me di cuenta que a mí ya me reconocen por mi nombre, mi nombre es mi identidad, mi marca. Así que descarte esa posibilidad. Cabe agregar que esos apellidos nunca estuvieron dentro de mis planes ¿Qué pasa con esa creatividad? Si uno se va a cambiar el nombre o el apellido, debe de cambiárselo de una manera bacana. ¿Qué sé yo? Max Power, Homero Simpson o una vaina así. Apropósito Bayly termina con Y, no con I. ¡Hay que leer!

Quinto: vuelve la burra al trigo, el no tener papá no es una triste realidad, ni para mí ni para nadie. Antes al contrario, para muchos es una feliz, confortante y valiosa realidad.

Sexto: yo le agradezco a mi Dios no porque usted se le ‘montó’ a mi mamá, sino porque me dio el regalo divino que ella representa.

Séptimo: me queda difícil creer si ella quería tenerme o no. Según me cuentan si quería tenerme, también Yuceth -quien pedía a gritos un hermanito-. Que usted no haya querido tenerme es otra cosa, cosa que me vale huevo, cosa que me parece justo, ya que yo nunca quise que usted fuera mi padre.

Octavo: ¿montar? Buueno, que para usted hacer el amor sea montársele a alguien no me extraña, peores cosas se esperan de usted. Creo que el resto de la humanidad tenemos un significado diferente al que usted tiene para lo que hacer el amor se refiere, ¿no se si se acuerde como sea la cosa? Si no es así, le aconsejo que vaya a la droguería más cercana, se compre un par de pastillitas azules y vaya a montársele a cualquier puta de por ahí, si no consigue puede ser recursivo y montársele a su perro, a un gorila del zoológico o a cualquier animal que se encuentre por la calle.

Eso en cuanto al mail que recibí esta mañana.

Aparte, déjeme decirle que me pareció muy mal hecho que usted involucrara a su familia en esta pelea. La vaina es entre usted y yo. Si su mamá y sus hermanos se vieron afectados, pues ahí no puedo hacer nada. Javier, su hermano, el de Estados Unidos, ese que lo mantiene, me llamó hace años un par de veces que para arreglar las cosas. Yo desde el principio le dejé claro a él y todo el mundo que por mi parte las cosas no tenían arreglo, que usted está muerto para mí y muerto seguirá estando. Que si él quería venir a saludarme yo lo iba a recibir de la mejor manera, al fin al cabo el nada malo me había hecho, por el contrario, había hecho mucho por mí, más que usted.
A Javier no tengo mucho por decirle, tengo entendido que ha venido un par de veces y en ningún momento se ha aparecido por acá. Me parece muy mal porque él si me parecía todo un señor, pero bueno, allá él.

A su madre y a su hermana tampoco tengo cosas que decirles, por un momento las llegué a querer y todo, así siempre me hayan parecido unas hipócritas.

Del resto de su familia no me acuerdo bien.

Un día vino Heber, creo que se llama así, y me saludo muy amablemente, saludo que le fue correspondido.

Piedad, Gustavo, Nayeli y Adrian siempre me han parecido simpáticos.
Gilma es más tía de mi mamá que suya.

Y a Javiercito siempre lo he querido. No sé que con qué cantidad de patrañas, blasfemias y artimañas lo habrán envenenado. Me alegró mucho hace año y medio que estuvo por aquí. Es un niño de admirar, es bastante educado, buena gente, tiene un estupendo sentido del humor y juega bastante bien al futbol, le auguro muchos éxitos. De lejos es lo mejor que ha salido de la familia Hernández, por favor háganmele llegar mis saludos y mi cordial invitación para que vuelva y se quede muchos días en mi casa. Felicitaciones a Javier y a Liliana por ese pequeño hombre que educaron.

Señor Hernández, déjeme recordarle que usted se ha sustraído al deber de prestar alimentos, que dele gracias a su Dios que mi mamá nunca lo demandó por inasistencia alimentaria. Pero infortunadamente yo no le herede a mi madre tan buen corazón.

Y agradézcale también a su Dios que yo fuera muy pequeño cuando usted sacó a relucir su falta de hombría y vino aquí a quebrar los vidrios, a romper las porcelanas y a insultar a mi mamá. Hoy en día no se le ocurra repetirlo, ni eso, ni el intento de pegarme que tuvo hace cinco años, menos mal está bien lejos, porque así para mi usted esté muerto, soy capaz de resucitarlo para levantarlo si se vuelve atrever a intentar ponerle un dedo encima a mi o a cualquiera de mis seres queridos.

Si algún día se atreve a volver a tratar de insultarme a mí o a mi mamá, espero que sea un poco más creativo, que diga palabras que de verdad duelan. Ya que a mí no me importa en absoluto lo que usted diga de mí, y mucho menos de mi mamá. Todos quienes la conocen saben que es un ser excepcional, que es la madre que todo el mundo quisiera tener y que seguramente ya tiene un lugar ganado en el cielo.

Le propongo que hable tal vez de los daños que me dejó. No sicológicos sino físicos, por ejemplo: las orejas que herede de su papá, los cueritos de las manos que se me caen por temporadas y un sinfín de enfermedades que me llegarán en un futuro, como la del riñón.

No pierda su tiempo mandándome consejos jurídicos, esos se los pido a un asesor bastante bueno que tengo, del Externado y todo. No es ningún tinterillo como usted.

Por último, quiero pedirle perdón a las dos personas que más quiero en la vida: mi hermana y mi madre. A mi madre porque sé que le duele mucho que su hijo nunca vaya poder perdonar al ‘hombre’ que puso su espermatozoide para su creación. No porque sea él, valga aclarar, sino porque le duele que su vástago se haya convertido en este hombre que enterró a su padre a los 13 años. Y a mi hermana porque soy consciente de que este tema le afecta mucho a ella, pero bueno, no puedo hacer nada, en parte es culpa suya, solo en parte porque el único culpable es el señor Hernández.

Digo que en parte es culpa de mi hermana porque ella mantiene contándole todo a él. Yo ante eso no puedo hacer nada, si le quiere contar, que le cuente, a mi no me importa.

No siendo más señor Hernández, le sugiero que siga construyendo la poca vida que le queda como lo ha venido haciendo en estos cinco años. No le deseo el mal, ni mucho menos. Le reitero que para mi usted está muerto y muerto seguirá, por mas carticas chimbas que me mande, por mas correos que me escriba, usted seguirá siendo un finado. Espero nunca más volver a verlo, si me lo encuentro por ahí, haré lo que he venido haciendo siempre: hacer como si usted no existiera.

Att: Julián, quien alguna vez fue su hijo.

jueves, 3 de diciembre de 2009

La camiseta blanca

Uno de los cinco mil doscientos setenta y tres defectos que tengo es el Alzheimer. Hay quienes le llaman enfermedad, algunos creen que es un plato típico muy parecido al sancocho y otros tantos juran que es un monstruo que habita debajo de sus camas. En mi caso, como ya lo dije, es un defecto de fábrica.

No soy doctor. Alguna vez, por allá en la adolescencia, pensé en ser ginecólogo. Pero después de superadas algunas etapas recapacité un poco y le dejé aquella magnifica, elemental y envidiable profesión a quienes cuando pequeños nunca jugaron ‘al papá y a la mamá’ y crecieron con algún tipo de trauma. Cabe aclarar que no tengo nada contra estos personajes, antes me parece que son unas personas bastante -¿cómo decirlo?- Afortunadas y dignas de admirar, la tienen es pero clara.

También pensé en ser veterinario, pero cuando supe que alguna vez podría ser el médico de cabecera de tanto animal que hay por ahí suelto de una cambié de parecer: no me imagino estar atendiendo al chandoso, pulgoso y maloliente de Petro, a la sanguijuela de Piedad o al Gorila de Chávez. A la única que atendería gustosamente es a la loba de Shakira, a ella si le haría una valoración completa. A ella y a unas cuantas perras que andan por ahí en la televisión. Aprovecho para enviarle un saludo a Sara Corrales.

Decía pues que no tengo ni idea del funcionamiento del cuerpo humano –ni de ninguna otra clase de cuerpo, como el de Chávez o el de Lucrecia, mi profesora de Investigación III- pero si estoy totalmente seguro de que mi Alzheimer no es ninguna enfermedad.

Estoy seguro que es un defecto porque he analizado mis síntomas y no son tan graves: solamente no recuerdo donde dejo las llaves a sabiendas que siempre están en mi bolsillo trasero –como supondrán, es ese el último lugar donde las busco-; tampoco recuerdo por ahí un par de fechas importantes; me falla la memoria cuando tengo que hacer trabajos de la universidad; y ni hablar de los parciales, siempre me acuerdo de lo estudiado ya cuando he salido de ellos, un poco tarde ¡pero me acuerdo!

Fiel a mis defectos, un día me acordé tardísimo que tenía que llevar una camiseta blanca al colegio. Yo cursaba grado once y la idea era estampar unas camisetas con motivo del retiro espiritual –que de espiritual no tuvo nada- que íbamos a realizar en días próximos.

-¡Mierda! –grite exaltado así como cuando uno se acuerda que no ha comprado la camiseta que tiene que llevar al otro día al colegio.

Mire el reloj y vi que eran las 8:10 p.m. Me azaré de inmediato, volví a mirarlo y efectivamente seguían siendo las 8:10 de la noche –como si volviendo a ver iba a marcar unas cuantas horas menos-.

Sin saber que hacer acudí a la única persona que suele sacarme de esta clase de eventualidades: el ‘Fi’. Cuando lo llamé le dije:

-ve Fi, mañana tengo que llevar una camiseta y no la he comprado. Llévame porfa ahí a HERPO –era para el colegio y no pensaba meterle más de cinco mil pesos a esa cosa.

-No pues venga mejor lo llevo al EXITO –me dijo el Fi

-Esta bien, al fin y al cabo la que paga es mi mamá

No es que yo sea un inconsciente con los gastos del hogar, por el contrario: soy bastante consciente. Que no haga nada para disminuir esos gastos es otra cosa, pero muy consciente si soy -que quede claro-.

-Hola Má, mira que para el colegio tengo que llevar una camiseta blanca, dame y voy de una vez por eso. ¡No es para Mañana no! Pero igual yo la quiero comprar de una vez. No vaya y se me olvide después.

-Ay Julián y ¿Por qué a esta hora?

-No, no sé. Pues voy a aprovechar que César va pal EXITO

¿Quién me dice que el Fi no iba pal EXITO? No suelo decir mentiras, pero por ahí dicen que los artistas recurrimos –y me monto en ese bus- a ellas para decir la verdad.

-Bueno, saque la tarjeta del bolso –me dijo mi querida madre- la clave es 3987

-Listo Má, ya vengo

Cuando llegamos al EXITO de una nos dirigimos a la sección de Hombres, buscamos la camiseta y fuimos a pagar.

-Buena noche –me recibió una cajera lo más de simpática

-Sí, buenas noches –le respondí haciendo énfasis en las ESES (las letras)

-Buena noche –con sus ojotes abiertos me volvió a decir la muy muy dizque corrigiéndome

Gracias a las revistas que me devoro, al Profesor SúperO y a una que otra lectura que hago por ahí puedo decir que mi ortografía es sobresaliente en el sentido de que sé cómo se dicen las cosas. Por ejemplo queridos amigos, ¿ustedes sabían que el participio pasado del verbo imprimir es irregular? Por lo tanto se puede decir: ‘aun no he imprimido el trabajo’. Podría quedarme aquí diciéndoles un poco de gazapos idiomáticos que cometen algunos –los cuales los aprendí viendo el Profesor SúperO- pero no quiero desviarme del tema. Apropósito: ¡que ignorante fuiste cuando insinuaste ‘simplificar’ la ortografía Gabo! con eso lograste caerme aun más mal.

Volviendo a la cajera, no tuve más opción que decirle:

-Vea, corríjame cuando sepa ¿bueno?. No sea ignorante, ‘buena noche’ está mal dicho. Así la noche sea solo una, la salutación correcta es ‘buenas noches’.

Al ver que no tenía ni idea de que le estaba hablando, al ver que no sabía el significado de ignorante y mucho menos de salutación, no hice más que pasarle la camiseta.

-Son $17.500 –me dijo la cajera, a quien ahora en adelante llamaremos ‘la ojona’

Le pasé la tarjeta

-¿Y la cedula?

-¿Cuál cedula? –le dije a ‘la ojona’

-Pues la del titular de la cuenta, ¿No la trajistesss?

-No, pero si no es tarjeta de crédito

-Si vea, aquí dice -me señaló con el dedo

-Sí, ahí dice: Banco de Crédito (ahora HELM BANK), pero la cuenta es de ahorro –le respondí

-Bueno, igual necesito la cedula

-No, ¿cómo así? –ya me estaba exaltando- ¿a usted que le está pasando? ¿Cedula pa’que? Eso es de mi mamá, ella me la dio, yo me sé la clave y todo.

Por fortuna el EXITO estaba un poco vacio, lo cual ayudó para que el supervisor de cajas me oyera.

-Buenas noches –ehh por fin alguien que sabe como se dice, pensé

-Buenas –le dije

-¿Cuál es el inconveniente? –me preguntó

-Lo que pasa es que aquí mi amiga –jumm, dizque amiga, amigas las huevas y no se hablan- no me quiere recibir la tarjeta dizque porque no tengo la cedula

El supervisor, un poco barrigón el hombre, revisó la tarjeta minuciosamente -como si nunca hubiera visto una-.

-No pues recíbale la tarjeta –le dijo a ‘la ojona’

-No pues gracias –le dije con el tono sarcástico que me caracteriza

Mientras disfrutaba de mi victoria frente a la tipa, mire al Fi y con júbilo celebramos internamente. Sacando pecho miré a mi alrededor para constatar si aquella feroz batalla también había tenido otros testigos presenciales.

-Ay vea, no tiene fondos

-¿Qué?

-Espere la paso otra vez –me dijo- fondos insuficientes

No me crean tan marica. Tanto que me exalté, tanto que peleé, todo el show que hice para defender mis derechos como para que esa bendita tarjeta no tuviera diecisiete mil quinientos pesos.

Que ridículo el que me hizo pasar mi mamá. Peor que hacerme quedar como un culo, es hacerme quedar como un culo frente a ‘la ojona’.

Gracias a Dios el Fi tenía veinte mil pesos en el carro. Fue por la plata, volvió y le pagó a ‘la ojona’
Cuando llegué a la casa recordé que yo también me he equivocado con mi mami, y cuando me preguntó como nos fue no tuve más que respirar hondo y responderle que bien. Que le debíamos veinte mil pesos al Fi y que esa tetrahijueputa tarjeta no tenía plata.

-jajaja que pena papi, eso fue que te di la tarjeta equivocada. Tome, vaya llévele a César y dígale que muchas gracias

-Muchas gracias Fi

Que sea esta la oportunidad para agradecerle todo lo que ha hecho por mí. Muchas gracias Fi

Aquí tengo la camiseta al lado, nunca estampamos nada y hoy en día la utilizo para sonarme los mocos.