jueves, 3 de diciembre de 2009

La camiseta blanca

Uno de los cinco mil doscientos setenta y tres defectos que tengo es el Alzheimer. Hay quienes le llaman enfermedad, algunos creen que es un plato típico muy parecido al sancocho y otros tantos juran que es un monstruo que habita debajo de sus camas. En mi caso, como ya lo dije, es un defecto de fábrica.

No soy doctor. Alguna vez, por allá en la adolescencia, pensé en ser ginecólogo. Pero después de superadas algunas etapas recapacité un poco y le dejé aquella magnifica, elemental y envidiable profesión a quienes cuando pequeños nunca jugaron ‘al papá y a la mamá’ y crecieron con algún tipo de trauma. Cabe aclarar que no tengo nada contra estos personajes, antes me parece que son unas personas bastante -¿cómo decirlo?- Afortunadas y dignas de admirar, la tienen es pero clara.

También pensé en ser veterinario, pero cuando supe que alguna vez podría ser el médico de cabecera de tanto animal que hay por ahí suelto de una cambié de parecer: no me imagino estar atendiendo al chandoso, pulgoso y maloliente de Petro, a la sanguijuela de Piedad o al Gorila de Chávez. A la única que atendería gustosamente es a la loba de Shakira, a ella si le haría una valoración completa. A ella y a unas cuantas perras que andan por ahí en la televisión. Aprovecho para enviarle un saludo a Sara Corrales.

Decía pues que no tengo ni idea del funcionamiento del cuerpo humano –ni de ninguna otra clase de cuerpo, como el de Chávez o el de Lucrecia, mi profesora de Investigación III- pero si estoy totalmente seguro de que mi Alzheimer no es ninguna enfermedad.

Estoy seguro que es un defecto porque he analizado mis síntomas y no son tan graves: solamente no recuerdo donde dejo las llaves a sabiendas que siempre están en mi bolsillo trasero –como supondrán, es ese el último lugar donde las busco-; tampoco recuerdo por ahí un par de fechas importantes; me falla la memoria cuando tengo que hacer trabajos de la universidad; y ni hablar de los parciales, siempre me acuerdo de lo estudiado ya cuando he salido de ellos, un poco tarde ¡pero me acuerdo!

Fiel a mis defectos, un día me acordé tardísimo que tenía que llevar una camiseta blanca al colegio. Yo cursaba grado once y la idea era estampar unas camisetas con motivo del retiro espiritual –que de espiritual no tuvo nada- que íbamos a realizar en días próximos.

-¡Mierda! –grite exaltado así como cuando uno se acuerda que no ha comprado la camiseta que tiene que llevar al otro día al colegio.

Mire el reloj y vi que eran las 8:10 p.m. Me azaré de inmediato, volví a mirarlo y efectivamente seguían siendo las 8:10 de la noche –como si volviendo a ver iba a marcar unas cuantas horas menos-.

Sin saber que hacer acudí a la única persona que suele sacarme de esta clase de eventualidades: el ‘Fi’. Cuando lo llamé le dije:

-ve Fi, mañana tengo que llevar una camiseta y no la he comprado. Llévame porfa ahí a HERPO –era para el colegio y no pensaba meterle más de cinco mil pesos a esa cosa.

-No pues venga mejor lo llevo al EXITO –me dijo el Fi

-Esta bien, al fin y al cabo la que paga es mi mamá

No es que yo sea un inconsciente con los gastos del hogar, por el contrario: soy bastante consciente. Que no haga nada para disminuir esos gastos es otra cosa, pero muy consciente si soy -que quede claro-.

-Hola Má, mira que para el colegio tengo que llevar una camiseta blanca, dame y voy de una vez por eso. ¡No es para Mañana no! Pero igual yo la quiero comprar de una vez. No vaya y se me olvide después.

-Ay Julián y ¿Por qué a esta hora?

-No, no sé. Pues voy a aprovechar que César va pal EXITO

¿Quién me dice que el Fi no iba pal EXITO? No suelo decir mentiras, pero por ahí dicen que los artistas recurrimos –y me monto en ese bus- a ellas para decir la verdad.

-Bueno, saque la tarjeta del bolso –me dijo mi querida madre- la clave es 3987

-Listo Má, ya vengo

Cuando llegamos al EXITO de una nos dirigimos a la sección de Hombres, buscamos la camiseta y fuimos a pagar.

-Buena noche –me recibió una cajera lo más de simpática

-Sí, buenas noches –le respondí haciendo énfasis en las ESES (las letras)

-Buena noche –con sus ojotes abiertos me volvió a decir la muy muy dizque corrigiéndome

Gracias a las revistas que me devoro, al Profesor SúperO y a una que otra lectura que hago por ahí puedo decir que mi ortografía es sobresaliente en el sentido de que sé cómo se dicen las cosas. Por ejemplo queridos amigos, ¿ustedes sabían que el participio pasado del verbo imprimir es irregular? Por lo tanto se puede decir: ‘aun no he imprimido el trabajo’. Podría quedarme aquí diciéndoles un poco de gazapos idiomáticos que cometen algunos –los cuales los aprendí viendo el Profesor SúperO- pero no quiero desviarme del tema. Apropósito: ¡que ignorante fuiste cuando insinuaste ‘simplificar’ la ortografía Gabo! con eso lograste caerme aun más mal.

Volviendo a la cajera, no tuve más opción que decirle:

-Vea, corríjame cuando sepa ¿bueno?. No sea ignorante, ‘buena noche’ está mal dicho. Así la noche sea solo una, la salutación correcta es ‘buenas noches’.

Al ver que no tenía ni idea de que le estaba hablando, al ver que no sabía el significado de ignorante y mucho menos de salutación, no hice más que pasarle la camiseta.

-Son $17.500 –me dijo la cajera, a quien ahora en adelante llamaremos ‘la ojona’

Le pasé la tarjeta

-¿Y la cedula?

-¿Cuál cedula? –le dije a ‘la ojona’

-Pues la del titular de la cuenta, ¿No la trajistesss?

-No, pero si no es tarjeta de crédito

-Si vea, aquí dice -me señaló con el dedo

-Sí, ahí dice: Banco de Crédito (ahora HELM BANK), pero la cuenta es de ahorro –le respondí

-Bueno, igual necesito la cedula

-No, ¿cómo así? –ya me estaba exaltando- ¿a usted que le está pasando? ¿Cedula pa’que? Eso es de mi mamá, ella me la dio, yo me sé la clave y todo.

Por fortuna el EXITO estaba un poco vacio, lo cual ayudó para que el supervisor de cajas me oyera.

-Buenas noches –ehh por fin alguien que sabe como se dice, pensé

-Buenas –le dije

-¿Cuál es el inconveniente? –me preguntó

-Lo que pasa es que aquí mi amiga –jumm, dizque amiga, amigas las huevas y no se hablan- no me quiere recibir la tarjeta dizque porque no tengo la cedula

El supervisor, un poco barrigón el hombre, revisó la tarjeta minuciosamente -como si nunca hubiera visto una-.

-No pues recíbale la tarjeta –le dijo a ‘la ojona’

-No pues gracias –le dije con el tono sarcástico que me caracteriza

Mientras disfrutaba de mi victoria frente a la tipa, mire al Fi y con júbilo celebramos internamente. Sacando pecho miré a mi alrededor para constatar si aquella feroz batalla también había tenido otros testigos presenciales.

-Ay vea, no tiene fondos

-¿Qué?

-Espere la paso otra vez –me dijo- fondos insuficientes

No me crean tan marica. Tanto que me exalté, tanto que peleé, todo el show que hice para defender mis derechos como para que esa bendita tarjeta no tuviera diecisiete mil quinientos pesos.

Que ridículo el que me hizo pasar mi mamá. Peor que hacerme quedar como un culo, es hacerme quedar como un culo frente a ‘la ojona’.

Gracias a Dios el Fi tenía veinte mil pesos en el carro. Fue por la plata, volvió y le pagó a ‘la ojona’
Cuando llegué a la casa recordé que yo también me he equivocado con mi mami, y cuando me preguntó como nos fue no tuve más que respirar hondo y responderle que bien. Que le debíamos veinte mil pesos al Fi y que esa tetrahijueputa tarjeta no tenía plata.

-jajaja que pena papi, eso fue que te di la tarjeta equivocada. Tome, vaya llévele a César y dígale que muchas gracias

-Muchas gracias Fi

Que sea esta la oportunidad para agradecerle todo lo que ha hecho por mí. Muchas gracias Fi

Aquí tengo la camiseta al lado, nunca estampamos nada y hoy en día la utilizo para sonarme los mocos.

7 comentarios:

  1. jajaja que buena historia Julian...no me imagino el desanimo y el bajon cuando 'La ojona' te dice FONDOS INSUFICIENTES jajaja felicitaciones broer como siempre excelentes historias

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  2. Don Julian, quiero decirle que fue todo un placer leer su historia. Creo que Fi, es un Heroe y que usted tiene que echarse un bañito de las siete hierbas, si es que esa suerte aún lo acompaña. Muchas gracias por decirme desocupado en público. Abrazos y espero seguir leyéndolo. @jalexanderg

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  3. jajajajaja excelente historia, me encanta como escribes. Eso de 'la ojona' fué de lo mejor.

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  4. Muy Buen Blog Me Gustas que Hablas de Las Cosas Tal y Como Las Piensas
    Todo Lo que Escribes es Lo Que Sientes

    Posdata: Yo Tambien Pienso Lo Mismo de Sara Corrales Jajaja

    @GabrielaGarcia6

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  5. jajajaja, una buena historia, critica dura y mordaz a personalidades y "personitas" conocidas... y ese acento valluno que se nota en como escribís... Muy bacano, parce. Muy buen post.
    Un saludo,
    @ImBippo

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  6. estuvo genial! me rei mucho, pero pobre cajerera.. como le vas a poner la ojonaa? ke pesar... igual m rei mucho y definitivament t hace falta un bañito d ruda!!!

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  7. juajuajuajuajua!
    ¿Tienes problemas con las niñas de ojos grandes? ¬¬

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