Por Andrés Meza Escallón
http://apoloduvalis.blogspot.com
http://twitter.com/ApoloDuvalis
- Ella: Vamos a pagar a la caja
- Yo: listo.
- Ella: Buenos días.
- Cajera: Buenos días señora. Son $12.000. ¿Le empaco todo en la misma bolsa?
- Ella: Sí, gracias. Hasta luego.
- Yo: Buenos días.
- Cajera: Buenos días joven. Son $5.000.
- Yo: Gracias, hasta luego.
La escena se repite una y otra vez durante años en restaurantes, supermercados, almacenes de cadena y puntos afiliados a la red multicolor. La constante: a ella, mi novia de ese entonces, siempre le decían “señora” cuando a mí (que no siempre era evidente que iba con ella sino que pasaba por cualquier otro cliente haciendo fila) siempre me decían “joven”. Y claro, yo me burlaba porque tenemos la misma edad. De hecho soy seis meses mayor que ella.
La verdad no me extrañaba. Desde niño siempre tuve cierta afinidad con la gente mayor que yo. De hecho las únicas mujeres a las que yo les gustaba eran mayores que yo. El hecho es que me acostumbré a ser considerado el joven de los parches hasta que empezamos a salir con los amigos de mi novia y sus hermanas, que eran más o menos de nuestra misma edad.
Cuando terminamos, gradualmente dejé de frecuentar el parche de mi ex y ahora es un milagro enterarme de su vida por el carelibro cuando se casan o tienen un bebé. Los amigos de mi edad emigraron todos a estudiar al exterior y tal vez no vuelvan. Y me encontré con que mis amigos y amigas mayores ya estaban casados y con hijos, o sea que sólo tienen vida social con otras parejas casadas y ojalá con hijos.
Así que sólo me quedaban algunos amigos menores que yo. Evidentemente, entre ellos rara vez era conocido por mi nombre sino por apodos como “el anciano”, “Profesor Farnsworth” o “el hombre bicentenario”. Y por el lado de las niñas era todavía peor: aparentemente hay una ley todavía no conocida por la Física que indica que todas las solteras de Cali son menores de 24 años, así que parezco condenado a que me miren cual viejo verde cuando piso TinTinDeo o un teatro.
Hasta que llegó twitter. Obviamente el promedio de edad de los trinadores caleños difícilmente supera los 28 años, pero al menos para salir ya no dependo de la gente de mi edad (que una vez llegan a la casa de trabajar ya no los sacan si no es con un reb-bull y una orden de la Fiscalía). De hecho, dependo de @ranaberden y @vik407 para sentir que estoy con gente de mi edad, ocasiones de regocijo en las que me invaden lágrimas de felicidad.
Y claro, tenía que pasar. En alguna reunión de trinadores me encontré con Julián (el hijo de doña Yaneth), quien parece ser el profeta de una nueva era en la que ya no volveré a ser conocido como “joven” sino como “Don Apolo”. Ahora me siento como el propietario de un chuzo de comida abierto las 24 horas o la cara visible de un negocio de strip tease.
N. de la R.
El anterior texto fue escrito en exclusiva para el especial de aniversario de nuestro blog. Lo expuesto en él no compromete la línea editorial de ‘El hijo de Yaneth’.
lunes, 19 de julio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Don Apolo, nice to meet you.
ResponderEliminarA mi me pasó algo siimlar, estaba acostumbrada a ser la menor en mis círculos sociales, luego mi viajadera y regresadera a Medellín, hicieron que me diera cuenta de que casi todos mis amigos se están casando, o ya lo están, unos estan en proceso de tener sus bebés y los demás que quedan, siempre andan en el mismo cuento aburridor y no salen de su cuadrícula. Decidí moverme en otro plano y ahí llegó la gente de twitter, que ahora son mis amigos (sin dejar de lado a los de antes) pero lo extraño es que ahora estoy con gente de la misma edad mia y algunas de esas personas son menores que yo, siempre lo he dicho, es raro acostumbrarme a estar con gente de mi generación por lo que sin ánimo de que alguien se lo tome personal, no ponía mucha fe, afortunadamente las reglas tienen su excepción, y me he encontrado con personas que valen la pena y que no están pensando siempre en cosas tan banales como lo hacen ahora las niñas y los niños de 18 años...
ResponderEliminarPor muchos años fui la 'nena' del colegio y de la universidad. Cuando me tocó crecer (léase entrar a trabajar) me encontré con una cantidad de peladitos pilosos que, aunque se ven mayores que yo no lo son. Ahora, tanto los de arriba como los de abajo están casándose, procreando y mirándome con ojos de 'y usted pa'cuando'.
ResponderEliminarQué bueno leerte en otros lados Apolo, donde el hijo de Yaneth.
ResponderEliminarUn saludo,
Estamos viejos, gemelo.
ResponderEliminar*Ring Ring*
ResponderEliminar- Alo?
-Si, Buenas?
- Don Apolo?
- Si.
- Por favor me manda dos encarguitos, así como me gustan usté se acuerda, cierto?
- Claro, se los tengo .. y eso?.
- No aquí, reunida con las nenas, entonces pa´ pasar el resto, pero me consiente eh!
- Si claro!.. yo quiero evitarle que se ponga "Salsita", no se puede perder el cliente!.
- Ah bueno, "numeral que gracias" Don Apolo.